Este desarrollo, con virtual ausencia del Estado Central y con una participación ciudadana importante, se ha logrado teniendo como eje administraciones municipales eficaces, honestas y solidarias que han dedicado cerca el 90% de sus ingresos a servir e invertir, especialmente en la gente pobre. Estos logros donde procesos de descentralización profunda y autonomía al andar han tenido un significativo papel, han despertado complacencia y admiración nacional e internacional en todo individuo o comunidad progresista. Pero al mismo tiempo, en ciertas personas de actitud centralista y de fracasado accionar en sus funciones, han puesto en evidencia un afán persecutorio a Guayaquil, no exento de odiosidad, ya sea por formación antidescentralizadora y antiautonómica, o porque el éxito de Guayaquil les vuelve imposible explicar a sus conciudadanos no haber logrado el progreso de sus ciudades o provincias.

Esta actitud dezlenable e injusta va tomando cuerpo. La Secretaria Nacional de Desarrollo lleva a la Asamblea Constituyente un programa de recentralización que perjudica y reduce el ámbito municipal, para privilegiar y agrandar el Estado Central, pretendiendo inclusive recentralizar aeropuertos, puertos y Registro Civil, instituciones guayaquileñas como la Comisión de Tránsito del Guayas y la Junta de Beneficencia de Guayaquil son atacadas, al igual que otras, básicamente porque representan una “intromisión en el Estado”. La dedicatoria a Guayaquil, no esta ausente: en materia de transito interprovincial muchas ciudades tiene disposiciones más severas que las de Guayaquil, pero esas se las acata mientras se pretende desconocer las que rigen en esta ciudad.

Hoy el Tribunal Constitucional en una irrita e inconstitucional resolución, pretende desconocer lo prescrito en la Constitución y en la Ley de Régimen Municipal, en el sentido de que las vías son de dominio municipal y su uso es regulado solo por el municipio, así que el tránsito es una competencia municipal, también regulada por el cabildo. Ayer el Congreso Nacional, manipulado por el gobierno, violó la ley (que considera que salvo la excepción prevista, los ingresos petroleros son de carácter corriente), y privó ilegalmente a los municipios de aproximadamente 200 millones de dólares. La posición es clara. No a todo lo que signifique un manejo descentralizado y autónomo. No hay duda de que en los últimos años el Ecuador se ha sustentado en la buena administración de las ciudades, que contrasta con el fracaso del Gobierno Central. Al parecer se pretende ampliar y premiar lo que perjudica y no funciona, y castigar y restringir lo que sirve y beneficia al pueblo. No lo vamos a permitir. Ha quedado claro quienes han empezado y buscan un enfrentamiento con Guayaquil. Vamos a seguir reaccionando, defendiendo la ciudad como esta se merece. No podemos hipotecar el derecho a un futuro mejor ni perder lo que hemos ganado, sacrificando el bienestar de los guayaquileños y especialmente de los pobres. ¡Ante la equivocación, el sectarismo, el odio y el centralismo no debemos ceder!

Siempre agradezco personalmente ciertos editoriales, artículos o comentarios de prensa. Mi trabajo no me permite hacerlo con la premura que quisiera. Me disculpo por ello. Sin embargo, el cumplimiento de esta indiluible obligación de cortesía y simpatía ha sido, en esta ocasión, la oportunidad para compartir reflexiones que considero vitales para el futuro de la ciudad y del país.

Muy Cordialmente,
Jaime Nebot Saadi